domingo, 25 de diciembre de 2011

Historia de la India




El Santo Sepulcro

El norte de África

Los Judíos

Clase y diagramas elaborados por Roxana Hernández

La India

Clase y diagramas elaborados por Roxana Hernández.

Estambul

Selección de imágenes realizada por Roxana Hernández.

El Tíbet

Selección de imágenes y contenidos realizada por Roxana Hernández.

Historia de China

China
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Extremismo Islámico

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Hamas, grupo terrorista islámico

Sobre el Islam




Indígenas en aislamiento de la frontera Brasil-Perú



































Pueblos Indígenas de la Amazonía Brasileña

Para los yanomami de la Amazonia brasileña, el mundo de los espíritus es una parte fundamental de la vida. Cada criatura, roca, árbol y montaña tiene su propio espíritu. Omama, nuestro creador, nos hizo pensar y hablar con el alma de la selva, con el alma de la montaña y con el alma de la luna, del sol y de las estrellas, explica el chamán Davi Kopenawa, que describe aquí cómo cuidan del mundo los chamanes yanomami. [Galería de Survival International para ELMUNDO.es: "Aprendamos con los grandes espíritus". Fotografías de Claudia Andujar y Victor Englebert. La escritora y Consejera Editorial de Survival International, Joanna Eede, recoge las palabras de Davi Kopenawa, chamán yanomami.]


Dubai, de cero al infinito

  • Es uno de los lugares con un crecimiento más rápido del mundo
  • El emirato alberga la mayor concentración de hoteles de lujo
  • Está considerada como 'la nueva tierra de las oportunidades'
  • El petróleo ya sólo supone el 10% de los ingresos del país
"Hasta que no oyes la llamada para rezar, no caes en la cuenta de que estás en un país islámico. Todo aquí es demasiado extraño". Kris Fade es, además de australiano e hiperactivo, una estrella de la radio local en la cadena Virgin. Resulta difícil hablar con él. Cada cinco segundos, siente la llamada irrefenable y esquizofrénica del móvil. "¿Tienes twitter? Dámelo". Y un segundo después... "En el Burj Al Arab con @luis_m_mundo, un periodista español". Entre tuit y tuit, este locutor de voz grave (como todos), rastas y adicto al iPhone ofrece un curso acelerado de Dubai a todo el que quiera escuchar. Detrás de él, desde el piso más alto del hotel más lujoso del mundo, se adivina el perfil de una ciudad extraña, la más extraña, un costurón de acero y neón en medio del desierto. Delante, el mar del Golfo Pérsico.

"Todavía me cuesta adaptarme. Cuando llegué aquí hace algo más de un año no sabía muy bien qué me esperaba. Ahora, sigo sin tener del todo claro qué es esto. Y me gusta. Para el resto del mundo, Dubai es un capricho de unos millonarios locos con mal gusto (y lo es); para los que vivimos aquí es el único lugar del planeta que cambia cada día, es la nueva tierra de las oportunidades (pese al mal gusto). Si vienes de fuera, no cuenta quién eres, quién es tu familia... sólo cuenta qué sabes hacer y cuánto pagan por ello". Acaba la parrafada, hace una foto y vuelve al Twitter.

Tras la presentación mundial de la película 'Misión imposible 4', el ágape post-proyección tiene lugar en el edificio que se ha convertido en el emblema del emirato. Hace apenas una década, en el sitio donde Kris no para de mandar mensajes no había nada. Ni siquiera tierra firme. El hotel, cuya construcción se inició en 1994, se levanta ahora sobre una isla artificial a unos cuantos metros de la línea de la costa. Cinco años después, la creación del arquitecto Tom Wright por encargo personal del emir Mohammed es algo más que el símbolo de Dubai, es, tal como figura en las bases del proyecto, la construcción más notoria e importante del mundo árabe en la actualidad. De ahí su nombre: Burj Al Arab o, traducido, la torre de los árabes.
Imagen promocional del Burj Al Arab. | Foto: Burj Al Arab Imagen promocional del Burj Al Arab. | Foto: Burj Al Arab

Se quería y se quiere un emblema del poder que cualquier ser humano sea capaz de reconocer y
situar en el mapa. Sus 202 suites más allá de las cinco estrellas da fe de lo pretendido. Contrasta, eso sí, la elegancia de su línea exterior con el boato de un interior estridente y fatalmente colorista (sufren las retinas con esa extraña fusión persa-china-Las Vegas).

Oro y esclavos

"Lo mejor de esta ciudad es que uno se puede presentar con estas pintas", dice Kris enseña unos imposibles pantalones pirata. "En el lugar más exclusivo del mundo y no pasa nada. Las reglas en Dubai se ponen sobre la marcha". Lo cierto es que esta ciudad ha conseguido hacer del pragmatismo su forma de ser. Todo está permitido, todo mezclado. Las mujeres dubaitíes pasean por las galerías comerciales con solo los ojos al descubierto mientras a su lado la publicidad de la ropa interior más exclusiva enseña hasta las amígdalas de la modelo. El edificio más alto (y el que más energía consume) es capaz de dejar sin luz a buena parte de la ciudad. El deficiente alcantarillado pone en serios problemas el lujo a machamartillo de las tiendas exclusivas. El oro se mezcla con la caca; los Land Rover con los camellos. Y no pasa nada.
"Aquí hay la misma prostitución de cualquier país occidental. Eso sí, nadie lo reconocerá delante de Alá. Todo es así de contradictorio".
Y todo quizá producto de una simple decisión: desde 2002 cualquiera, independientemente de su nacionalidad, puede comprar una casa en medio del desierto más deseable del mundo. La ciudad se convirtió en ese momento en el único lugar del Golfo donde los extranjeros pueden tener propiedades. El mensaje que se lanzaba al mundo era sencillo: no importa tanto el dinero que traigas como lo que puedas hacer por la economía y la sociedad de aquí.

Eso, por un lado. Por el de arriba. Por el otro, el de abajo, la mano de obra barata -casi esclavizada, dicen algunos-, ha hecho de esta ciudad el lugar de contrastes y cosas que brillan que es. "No sé si te puede ilustrar algo esto, pero aquí (Y Kris baja la voz) hay la misma prostitución de cualquier país occidental. Eso sí, nadie lo reconocerá delante de Alá. Todo es así de contradictorio".

Crecimiento de vértigo

Y en medio, Burj Al Arab. El máximo exponente de lo confortable se levanta en un sitio al que llegó la primera bombilla eléctrica en 1960. En sólo una generación, la ciudad ha pasado del cero al infinito. En 1950, Dubai no era muy diferente al Dubai de 1850. Los padres de los que ahora estudian la manera de sustituir el petróleo por otras energías alternativas (eso ocurre en la universidad de los emiratos) nacieron en un sitio donde apenas había dos escuelas que enseñaban exclusivamente el Corán. Y así.

Sin irse tan lejos, en 1985, en el emirato apenas había un único 'resort' turístico llamado Chicago Beach Hotel. En 2008, según el recuento que hace el periodista Jim Krane, se ha convertido en una potencia turística con la mayor concentración de hoteles de lujo del mundo, 350, con cerca de 40.000 habitaciones (en 1985 eran 4.000 las contabilizadas) disponibles. Las cifras marean. El crecimiento da vértigo. Durante los siete años que siguieron al atentado del 11-S, Dubai creció a un ritmo anual del 13%, más rapidamente que China. De repente, gran parte del dinero árabe que no era bien recibido en Estados Unidos encontró un país hermano en el que quedarse.
Durante los siete años que siguieron al atentado del 11-S Dubai creció un 13% anual. De repente, gran parte del dinero árabe que no era bien recibido en Estados Unidos encontró un país hermano en el que quedarse.
"Vivir aquí es como vivir en una especie de sueño. Sabes que te tocará despertar, pero no eres tú el que decide cuándo", continúa Kris. Parte de esa sensación, entre la sorpresa y el vértigo, a la que se refiere la produce la desproporción. Todo es gigante y, lo más increíble, ayer no existía. Sólo el desierto permanece. De entrada, Dubai es el único lugar del planeta en el que uno puede ver atardecer dos veces en un mismo día. Y sin beber. Basta con coger un ascensor que en un minuto salva un desnivel de casi 800 metros (media milla). Hacia arriba se entiende. Hacia abajo, la verdad, tiene menos mérito. Uno ve cómo se pone el Sol al pie del rascacielos Burj Dubai y 60 segundos después vuelve a contemplar cómo se esconde por el horizonte desde la planta 124 de la también conocida como torre del Califa. Y todo gracias al edificio más alto y al ascensor más rápido del universo conocido. Y sin una gota de alcohol en sangre.

Un telesilla en el desierto

En la presentación de 'Misión imposible 4', al ser preguntado por lo primero que hizo al pisar Dubai, Tom Cruise no pudo por menos que exhibirse en toda su hollywoodiense franqueza: "Snowboard". No estaba loco, estaba viendo amanecer por segunda vez. En efecto, en el llamado 'Mall' de los Emiratos hay un recinto tan grande como la voluntad del Señor que reproduce una pista de nieve entera y verdadera. Justo al lado de la tienda de Dolce & Gabbana y no lejos de la de Gucci, allí que aparece un telesillas. Entero y verdadero. En el exterior, la temperatura no baja de 20 grados. Dentro, hay nieve. Estamos, recuérdese, en medio del desierto y Cruise, como el eremita Simón, habla.
Tom Cruise, en una escena de Misión Imposible 4 rodada en Dubai. | Paramount Tom Cruise, en una escena de Misión Imposible 4 rodada en Dubai. | Paramount

Mohammed bin Rashid Al Maktoum, ése es el nombre completo del emir, es un hombre enérgico y máximo responsable de todo lo que se alcanza a ver desde lo más alto del rascacielos. Enérgico y peculiar. Escribe poemas. Y, lo que es más audaz, los publica. Todas las librerías del emirato se encuentran tapizadas con sus '40 poemas desde el desierto' debidamente prologados por Paulo Coelho (una pregunta: ¿cuánto habrá cobrado por prologar al mayor coleccionista de caballos pura sangre del mundo?).

En cuanto se sale de la inmensa librería Kinokuniya situada en el centro comercial más extenso del mundo, a su vez justo al lado de la fuente más acuífera (o grande) del mundo, que se encuentra a los pies de la construcción más alta del mundo, es imposible no sentirse el hombre más pequeño del mundo. O más estúpido, según se mire.

No en balde, la Burj Dubai devuelve a Oriente Próximo el orgullo robado tras haber poseído el récord mundial de altura edificada durante 3.900 años. Las pirámides de Giza en Egipto se quedaron sin el título en 1311 cuando los ingleses construyeron la Catedral de Lincoln. La torre del Califa mide 828, el doble que el Empire State, y subir hasta la planta 124 (tiene casi 200) es la única forma sobre la Tierra de, ya se ha dicho, ver atardecer dos veces. Y no sólo eso.

Desde la altura también es posible contemplar el más grande disparate jamás ideado por el hombre. Nos referimos a las islas artificiales que jalonan el Golfo Pérsico. Gracias a las casi inexistentes mareas y a la poca profundidad (nueve metros), la palmera Jumeirah, la extensión de terreno mejor reconocible desde la altura, ha ganado al mar 77 kilómetros de costa, de las cuales 61 son de playa. De paso, se ha convertido en un gran desastre ecológico aún por estudiar en su totalidad y, a la vez, en el mayor pelotazo inmobiliario de la Historia de la humanidad desde que Dios recalificó el Paraíso.
El suelo ganado al océano está tan caro que cuando uno, después de bajar del rascacielos, se adentra por el 'tronco' de la palmera con el coche, no consigue ver el mar. Todo es cemento. Todo, claro está, salvo los chalets con piscina y playa privada que, distribuyéndose por las 'ramas', se han convertido en uno de los sitios más exclusivos y caros del planeta. Es de sobra conocido que David Beckham se encargó de hacer la mejor publicidad posible del lugar al desviar a la selección inglesa para recibir una de estas casas como regalo.
Imagen de archivo de Jumeira Palm. | EL MUNDO Imagen de archivo de Jumeira Palm. | EL MUNDO

Dos docenas de hoteles de cinco estrellas (entre ellos el inabordable Jumeirah Zabeel Saray) hacen el resto. La palmera Jumeirah sólo es la primera y la más pequeña de las otras tres palmeras a medio construir, planificadas y en proceso de amontonamiento. Sin contar, por supuesto, al mapa del mundo compuesto por islas que se adentra mucho más allá de lo que da el sentido común.

"Una de las primeras sorpresas que me llevé al llegar a Dubai es que el petróleo no está tan presente como imaginaba. En Abu Dhabi sí, allí todo es petróleo, todo es más como uno se imagina un emirato con petróleo", sigue con su reflexión Kris Fade desde el Burj Al Arab. Dubai, de hecho, descubrió el petróleo tarde. Cuando las perforadoras dieron finalmente con la primera bolsa de oro negro corría el año 1966. Sus vecinos por aquel entonces eran ya (desde 1958) inmensamente ricos.

Quizá por ello, por la angustia sufrida, durante todo este tiempo Dubai ha hecho lo posible por desembarazarse de la dependencia de los petrodólares. De 1975 al año 2000, la economía de Dubai ha pasado de depender casi totalmente del petróleo a apenas significar un 10% del total de los ingresos. La fiebre del petróleo no cundió como en Kuwait o Houston y ahora puede presumir de ser la primera potencia de Oriente Próximo post-petróleo. Cuenta Kris que la llama en recuerdo del primer taladro que se manchó de negro apenas es ya un triste monumento olvidado en un cruce anónimo de carreteras. Lo cuenta y lo 'tuitea'. Y le creemos porque, obviamente, de ser de interés para los dubatíes sería, sin duda, la llama más grande del universo.

Irán estudia cambiar la condena de Ashtiani: de la lapidación a la horca

La iraní Sakineh Mohammadi Ashtiani, que había sido condenada a morir lapidada, podría ser ahorcada, si bien todavía no hay una decisión definitiva al respecto, informaron autoridades judiciales en Irán.
Ashtiani. | Amnistía Internacional
Ashtiani. | Amnistía Internacional
"No hay prisa ... nuestros expertos están revisando la sentencia de Ashtiani para ver si podemos llevar a cabo la ejecución de una persona condenada a lapidación por ahorcamiento", dijo Malek Ajdar Sharifi, jefe del poder judicial en la provincia de Azerbaiyán Oriental.

Ashtiani, de 43 años, había sido a condenada a la lapidación por adulterio, pero tras las protestas por parte de defensores de derechos humanos de todo el mundo, las autoridades iraníes decidieron suspender la condena. El suceso ocurrió en 2005. Entonces ella, madre de dos hijos, fue acusada de adulterio y su condena a morir lapidada llegó en 2006.

Ahora la Justicia quiere ejecutarla por haber ayudado a su amante a matar a su marido, indicó la agencia de noticias Fars.

Bajo la ley islámica vigente en Irán desde la revolución de 1979, el adulterio puede ser castigado con la muerte por lapidación y crímenes como asesinato, violación, robo armado, apostasía y tráfico de drogas están castigados con la horca.

La Unión Europea ha calificado la sentencia como "algo bárbaro". El Vaticano pidió el indulto y Brasil le ofreció asilo. En todo caso el asunto enturbia aún más las ya de por sí tensas relaciones entre Irán y Occidente.

Dos reporteros de periódico alemán 'Bild am Sonntag', fueron detenidos en Irán en octubre del año pasado, cuando estaban entrevistando a hijo de Ashtiani sin permiso oficial, destacando la sensibilidad del caso. Los dos fueron puestos en libertad en febrero.
Mohammad Javad Larijani, secretario general del Consejo iraní para los Derechos Humanos, sostuvo en diciembre que la lapidación no debe clasificarse como un método de ejecución, sino más bien un método de castigo que en realidad es más "indulgente" porque la mitad de la gente sobrevive.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/25/internacional/1324846879.html

EEUU condena la violencia 'gratuita' de los atentados contra iglesias en Nigeria

La Casa Blanca ha condenado la ola de ataques que mataron a 40 personas en Nigeria, y ha denunciado "la violencia gratuita y las trágicas muertes en el día de Navidad". Esta condena se suma a la del Vaticano y otros países europeos.
"Estamos en contacto con las autoridades de Nigeria acerca de lo que parece una ola de terrorismo", comunicó la presidencia de Estados Unidos en un declaración, en la que se ofreció a las autoridades nigerianas para ayudarles en la investigación de los hechos y "llevar a los responsables ante la justicia".
Al menos 39 personas perdieron la vida en Nigeria a consecuencia de cinco atentados de la secta islamista Boko Haram contra templos cristianos, en los que se celebraban los servicios religiosos de Navidad. En Madalla, una ciudad del Estado de Níger cercana a la capital Abuya tras el ataque contra la iglesia católica de Santa Teresa. No obstante, algunos feligreses afirmaron que decenas de fieles se encuentran aún desaparecidos.
Horas después, un nuevo ataque se registró en las inmediaciones de una iglesia en Jos, capital del Estado de Platau (Centro del país), ciudad que ya había recibido amenazas. Otras tras tres bombas hicieron explosión en las ciudades de Damaturu y Gaidam, ambas en el Estado de Yobe, al Noreste del país, dejando al menos tres muertos.

Indignación del Vaticano

El Vaticano condenó duramente los ataques a Iglesias católicas en Nigeria y que causaron la muerte de más de 30 personas. La fuerte reacción de la Iglesia Católica fue acompañada de otras condenas provenientes de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.
Los ataques durante la Navidad demuestra lamentablemente otra vez "la crueldad de un odio absurdo y ciego, que no tiene respeto por la vida humana", dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi en Roma. Los responsables de estos atentados sólo quieren despertar más odio, agregó.
Nigeria es el sexto país del mundo en número de creyentes, pero las tensiones interreligiosas aumentan día a día, lo que inquieta sobremanera a El Vaticano.
Durante su viaje a Benin de noviembre, Benedicto XVI insistió en la necesaria coexistencia pacífica entre musulmanes y creyentes.

Alemania y Francia

El Gobierno alemán condenó los atentados perpetrados tanto en Nigeria, contra iglesias católicas, como en Afganistán, y lamentó que el mundo no esté a salvo del "horror cobarde del terrorismo", tampoco en Navidad.
"Condeno los terribles atentados contra cristianos que festejaban la Navidad en iglesias de Nigeria, del mismo modo que lo hago con el atentado suicida contra los asistentes a una ceremonia fúnebre de Taliqin, Afganistán", dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, en un comunicado difundido por su departamento.
El compromiso "nuestro, y de nuestros amigos y socios" seguirá siendo la lucha "contra la lacra del terrorismo, la violencia y la represión, sea en Afganistán y Nigeria, como en Siria, Bielorrusia y cualquier otro lugar", añadió el ministro.
Por su parte, el presidente francés Nicolas Sarkozy también condenó la violencia en Nigeria y expresó su solidaridad con "las autoridades y el pueblo" de este país "en su lucha contra el terrorismo".

Reino Unido e Italia

El ministro de Exteriores británico, William Hague, condenó también los "cobardes" ataques a las iglesias nigerianas.
"Estos son ataques cobardes contra las familias se reunieron en paz en la oración para celebrar un día que simboliza armonía y buena voluntad hacia los demás", dijo el jefe de la diplomacia británica en un comunicado.
Asimsimo, el Gobierno italiano condenó con firmeza los atentados, que en su opinión suponen un ataque contra los principios universales de civilización, según informó el ministerio de Exteriores en Roma.
"Se trata de horrendos episodios, y expreso la más firme condena de esos viles atentados, que representan un ataque contra los principios universales de civilización", afirmó el ministro de Exteriores, Giulio Terzi, en un comunicado.
Añadió que está "fuertemente impresionado por las dramáticas noticias que llegan desde Nigeria", y subrayó que Italia ha "estado siempre en primera línea en defensa de la libertad y la fe y en la promoción del diálogo y la tolerancia religiosa".

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/25/internacional/1324833642.html

Boko Haram, la gran amenaza de la estabilidad del país más poblado de África

  • Lucha por un Estado regido por la ley islámica 'sharia' en el norte de Nigeria
  • Sus atentados le han costado la vida a más de 700 personas
Boko Haram, la secta islamista responsable de la ola de atentados mortales de esta Navidad en Nigeria, amenaza la estabilidad del país más poblado de África, marcado por las diferencias religiosas entre el norte musulmán y el sur cristiano.

Nigeria, principal productora de petróleo de la región subsahariana, se encuentra amenazada por el aumento de la actividad de grupos islamistas tras las elecciones del pasado mes de abril en las que se impuso el presidente Goodluck Jonathan, procedente de las regiones cristianas del sur.
La victoria de Jonathan, que obtuvo un 58,8% de los sufragios, hizo patente la fractura entre los estados ricos en petróleo del sur, de mayoría cristiana, y las regiones musulmanas del norte, cuyos líderes se negaron a aceptar los resultados de los comicios.

Espiral de violencia

Desde entonces, la violencia en las provincias cercanas al Sahara no ha hecho más que aumentar, con la sucesión de atentados terroristas, en su mayoría perpetrados por la secta islamista Boko Haram, que lucha por un Estado regido por la ley islámica "sharia" en el norte de Nigeria.
Boko Haram, cuyo nombre significa 'La educación no islámica es pecado', ha matado a más de 700 personas, según diversas fuentes.
La ola de atentados de hoy supera el ataque más sangriento realizado hasta la fecha por el grupo terrorista, que se responsabilizó del atentado del pasado agosto contra la sede de la ONU en Abuya, en el que murieron 24 personas.
La amenaza de los islamistas llevó al Gobierno de Jonathan a prohibir el uso de motocicletas en los estados del norte para evitar atentados y a buscar un diálogo de paz en julio de este año con el grupo armado.
El Ejército nigeriano emprendió una ofensiva contra la secta radical la semana pasada en Damaturu (noreste del país), ciudad en la que han muerto al menos 61 personas en enfrentamientos entre Boko Haram y las tropas nigerianas.

Movimiento migratorio

Las acciones de los islamistas han motivado el desplazamiento de decenas de ciudadanos que tratan de huir de la violencia; el más reciente, ayer, en la ciudad de Jos (centro de Nigeria). El diario nigeriano 'Tribune' publicó que numerosas personas abandonaron la localidad ante las amenazas de atentados en la jornada de Navidad.

La Policía confirmó la muerte de un agente en una explosión en Jos, que tenía como objetivo otro templo cristiano, la Iglesia del Monte de Fuego y los Milagros.
Al menos 30 personas perdieron la vida en cinco atentados contra iglesias católicas perpetrados por la secta islamista Boko Haram coincidiendo con la celebración de la Navidad, según informó la Agencia de Noticias Nigeriana NAN.

La cifra de muertos en la iglesia de Santa Teresa, en Madalla (estado de Níger), en las inmediaciones de la capital, Abuya, asciende a 25 personas, aunque podría aumentar, según informaron a la NAN responsables de los equipos de rescate.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/25/internacional/1324833942.html

domingo, 6 de marzo de 2011

The China Lover

A Mercurial Star
Ian Buruma recreates the many lives of Shirley Yamaguchi.

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/10/30/AR2008103003618.html

During the Japanese occupation of Manchuria from 1932 to 1945, the studios of the Manchurian Film Association produced a series of propaganda movies intended for Chinese audiences. These musicals and melodramas -- invariably featuring romance between a beautiful Chinese woman and a handsome Japanese man -- were huge hits in the occupied territories, and their principal box-office star was the doe-eyed singer and actress best known to the Western world as Shirley Yamaguchi.
Yamaguchi Yoshiko (as she was known in her early days) was born in Manchuria to Japanese parents and grew up speaking both Mandarin and Japanese. With the advantage of fluent Mandarin, in addition to good looks and a fashionable coloratura, Yamaguchi was perfectly suited to play the leading lady in a succession of movies that catapulted her to fame. She played the part so convincingly -- suppressing her Japanese identity under the Chinese stage name of Li Xianglan (or Ri Koran, in the Japanese version) -- that adoring audiences were totally taken in. After the Japanese surrender, she was arrested by the Chinese government and charged with collaborating with the enemy, a capital crime. Only by producing proof of her pedigree as a bona fide Japanese was she exonerated and allowed to leave for Japan.
Though apparently plagued ever after by guilt for contributing to wartime deception, Yamaguchi continued on a steady path to stardom. She went on to make a few B-movies in Hollywood in the 1950s, appeared on Japanese television as a talk-show host venturing as far afield as Vietnam and Palestine, and settled into politics as a member of the Japanese diet for almost 20 years.


Ian Buruma's The China Lover is a recreation of Yamaguchi's controversial, eventful and remarkably resilient career through the narratives of three men -- one American, two Japanese -- all of them confidants at different stages of her life. Sato Daisuke is a shadowy special agent for the Military Police in Mukden who has known Yamaguchi since she was a child, and is instrumental in launching her film career in the sinister police state of wartime Manchuria. Sidney Vanoven, a gay film buff from the American Midwest, gets to know Yamaguchi during the U.S. occupation of Japan, when he is part of the censorship team charged with overseeing the production of Japanese movies "to reflect the new spirit of 'individualism' and 'democracy' and 'respect for the rights of men and women.' " Sato Kenkichi is a disaffected student, drifter and soft porn filmmaker -- until he is hired as a script-writer for Yamaguchi's television talk show. As a result of one of their working trips to Palestine, Kenkichi ends up a terrorist in the Japanese Red Army.
All three voices belong to convincing fictional narrators, due perhaps to the fact that at least two of them appear to be based on historical figures. Sato Kenkichi is clearly Kozo Okamoto, the JRA agent who participated in the massacre at Tel Aviv's Lod airport in 1972. Sydney Vanoven bears a striking resemblance, in character and career, to Donald Richie, the renowned American Japanophile and film critic, who is credited in the author's acknowledgments. As for the cast of characters representing the Japanese film industry, they present a playful challenge to the reader trying to figure out who is really who.
Indeed, half the charm of this retelling of the Shirley Yamaguchi story lies in the sly twists of fact into what may or may not be fiction. What exactly happened and when? Did the notorious Manchu princess and cross-dressing spy known as Eastern Jewel really have a relationship with the young Yamaguchi? Did the American censors' attempt to encourage kissing on the screen really lead to the first kiss in the history of Japanese cinema? And in her mature years, did Yamaguchi really sound like an "airhead out of her depth," as described by her young terrorist friend?
In her Hollywood days, Yamaguchi reportedly often asked, at the mention of a celebrity, "Is he knowable?" By the end of the three different memoirs that make up The China Lover, Shirley Yamaguchi, aka Li Xianglan, aka Ri Koran, appears to be unknowable after all -- and that is just right. Our heroine is far less interesting as a person than as a personification. She is, as one of her admirers describes her, "a typical portable shrine"; and revealing how it is made has never been the point of a portable shrine.
In a rare departure from his books and critical essays on film, politics, culture and current events, Buruma, a distinguished journalist-scholar and Japanophile, has crafted in The China Lover a fascinating fictional biography -- not only of an iconic film star, but of film as an expression of a nation's culture and psyche. How fitting that he has put into practice at least two of the techniques of Japanese movie-making he mentions: "keeping a distance even in scenes of great emotion" and leaving things "open-ended, like life." ·
Wendy Law-Yone is a Burmese-American novelist living in England.

Avishai Margalit (comentarios)

Según Avishai Margalit, profesor de filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), la respuesta a esta pregunta es, sin duda, sí. Aunque ha recordado que, desafortunadamente, el nacionalismo tiene un elemento tribal que es muy problemático y no contribuye precisamente a destacar el carácter ético de la identidad nacional. Avishai Margalit, profesor de filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), ha destacado hoy en el Escenario de la Haima que «es una obligación ética recordar el pasado para construir la nación, pero es obvio que la perspectiva de futuro es más importante que el pasado».

Durante su intervención, Margalit ha distinguido entre la moralidad (cómo tratan los seres humanos al resto de personas por el hecho de ser seres humanos) y la ética (cómo tratamos a los que tenemos más cerca, a la familia, los amigos, los conciudadanos). Según Margalit, «la nación que no tiene en la ética una de sus partes básicas no debería denominarse una buena nación». Margalit ha reflexionado sobre la memoria, la nación y el futuro. «Las naciones están basadas en la memoria, como el resto de relaciones humanas, pero no hay duda de que el futuro es más importante. A causa del conflicto con los palestinos, Margalit ha reconocido que «Israel vive una crisis moral muy seria, no hay duda de ello. Creo que estamos haciendo cosas execrables desde el punto de vista moral». Sin embargo, el profesor Margalit, uno de los fundadores de la ONG pacifista «Peace Now» y de la organización de derechos humanos «Betselem», ha lamentado profundamente que varias intervenciones del público hayan reflejado la tendencia que, en su opinión, padece Europa y que él mismo llama «la crucifixión de Israel».

Margalit se ha preguntado en voz alta por qué los judíos tienen que demostrar moralmente más que los demás, por qué la política de Israel está en la cabeza de la agenda internacional y por qué no se habla tanto, por ejemplo, del genocidio que se está produciendo ahora mismo en Sudán. En respuesta a una pregunta del público, el profesor de filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén ha querido denunciar, precisamente, la estereotipación tradicional de los judíos y su supuesta superioridad económica sobre los demás. «El dinero judío que mueve el mundo según sus intereses es una fantasía maligna. El tema del dinero judío es una fantasía y debo recordarles que muchas familias, incluida la mía, fueron destruidas a causa de esta fantasía y estos prejuicios sobre la cultura judía». En su opinión, la constitución de un Estado palestino, a partir de las fronteras de 1948, contribuiría a solucionar el conflicto de Oriente próximo: «la mayoría de los ciudadanos israelitas y palestinos querría una solución así, pero no sus líderes políticos». La intervención de Avishai Margalit se ha enmarcado en el Diálogo «La riqueza ética de las naciones. Valores y desarrollo social» que se celebra en el Fórum Barcelona 2004 los días 24 y 25 de julio. Este Diálogo plantea que el desarrollo de una sociedad no depende únicamente de la viabilidad económica, social y política sino que debe existir una riqueza ética, una serie de valores fundamentales cultivados por los ciudadanos.

http://www.barcelona2004.org/esp/actualidad/noticias/html/f045883.htm

Occidentalismo. Breve historia del sentimiento antioccidental

Occidentalismo. Breve historia del sentimiento antioccidental
Ian Buruma, Avishai Margalit:

Una investigación pionera sobre los estereotipos hostiles del mundo occidental que alimentan el odio situado en el fondo de movimientos tales como Al Qaeda. Buruma y Margalit sostienen que aun cuando el virus anti-occidental ha encontrado un huésped bien dispuesto en determinadas partes del mundo islámico, y que tiene en realidad sus orígenes en el propio Occidente.

Occidentalismo demuestra que los jóvenes yihaidíes persiguen los mismos ideales que han caracterizado la rebelión en el mundo entero a lo largo de los siglos. Al recorrer la historia del pensamiento revolucionario, desde la Contrarreforma en Europa y las diversas variedades del fascismo en Oriente y Occidente, pasando por el actual extremismo anti-capitalista y religioso, este libro viene a demostrar que los terroristas suicidas de hoy y los partidarios de la guerra santa no padecen una patología única, sino que hallan su combustible y su motor en ideas que tienen una historia propia.

http://www.lecturalia.com/libro/12941/occidentalismo-breve-historia-del-sentimiento-antioccidental

Si Israel es la respuesta ¿Cuál es la pregunta?

por Avishai Margalit

A sesenta años de la creación de Israel, el reputado ensayista Avishai Margalit vuelve a aquellas fechas para formularse una pregunta pertinente: ¿a qué situación respondió, y responde, este Estado? Más allá de sus lúcidas respuestas, advierte: la nobleza del proyecto original podría desaparecer si el nacionalismo mesiánico se sale con la suya.

¿Cuál era la pregunta de la que Israel es la respuesta? ¿Es Israel una buena respuesta? Hay dos insinuaciones habituales y opuestas cuando se responden estas dos preguntas. Una dice: Israel fue una respuesta a la existencia problemática de los judíos en el exilio; la otra señala: Israel fue una respuesta al Holocausto. Ambas afirmaciones son engañosas desde un punto de vista histórico. Yo propongo una tercera que es, creo, válida históricamente. Pero antes examinemos las dos respuestas engañosas.

La primera, que dominó la historiografía sionista, dice sucintamente: el problema era el exilio y la respuesta fue el regreso al hogar nacional, e Israel es el hogar nacional.
Los judíos fueron expulsados de su hogar nacional y sufrieron enormemente como eternos extranjeros, incluso en lugares en los que habían vivido durante generaciones. La historia de los judíos es la historia de la persecución: una humillación profunda sumada a la amenaza existencial. La única respuesta viable al sufrimiento de los judíos era su regreso al lugar que incesantemente habían anhelado durante los largos años de exilio. En esta narración, la vida judía está destinada a cumplir un plan preordenado, cuyo objetivo es el regreso a eretz Israel (la tierra de Israel).
El sionismo moderno no es más que otra manifestación del prolongado anhelo y esfuerzo de los judíos por regresar al hogar nacional y establecer un Estado independiente. Es, en resumen, un esfuerzo político moderno por responder a una vieja pregunta con una respuesta vieja. El elemento nuevo es el éxito del sionismo moderno al hacer sostenible su respuesta por medio de la creación del Israel moderno, un Estado judío que en estos días celebra su sexagésimo aniversario.

La narración sionista de la historia magnificó todos los esfuerzos pasados para establecerse en la tierra de Israel. Incluso casos de un alcance minúsculo fueron magnificados fuera de toda proporción para demostrar el anhelo y esfuerzo de los judíos por redimirse de las aflicciones del exilio mediante el regreso a Sión. Sión era el nombre de una montaña y una fortaleza cercanas a Jerusalén que la Biblia convirtió en una metonimia poética de Jerusalén, al principio, y después de toda la tierra de Israel. El sionismo, en este relato, es simplemente el nombre del anhelo y el esfuerzo de los judíos, en todos los lugares y todos los tiempos, por volver a Sión.
Es una visión inclusiva: incluye a los judíos bajo dominio islámico así como a los judíos bajo dominio cristiano.

Esta idea inclusiva del sionismo requiere una reelaboración. Los judíos del mundo se dividen en dos grandes subgrupos: los judíos sefarditas y los judíos asquenazíes. Sefarad es el nombre hebreo medieval de España y Asquenaz es el nombre medieval hebreo de Alemania.
En un sentido estricto, un judío sefardí era un judío originario de España y Portugal. Pero el término adquirió un ámbito mucho más amplio y ahora se refiere también, o incluso de manera principal, a los judíos de origen árabe o iraní.
Por lo que respecta a los judíos asquenazíes, este término se refiere a los descendientes de judíos alemanes que emigraron durante la Baja Edad Media, especialmente de la Europa del este y central, y a sus descendientes.
La división entre los dos subgrupos es en parte religiosa (cada grupo tiene costumbres religiosas distintas), en parte cultural (el idioma de los judíos asquenazíes era sobre todo el yídish) y en parte étnica. Si en el siglo XI el 97 por ciento de los judíos del mundo eran sefardíes, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial un 92 por ciento de ellos eran asquenazíes.
Según el punto de vista inclusivo, los judíos de ambos lados de la división eran sionistas. El cambio en las cifras de ambos subgrupos tiene poco que ver con el punto fijo de la vida judía: que los judíos son desgraciados en el exilio y desean redimirse en su tierra histórica. Los asquenazíes y los sefardíes eran protosionistas, es decir, sionistas premodernos, pero sionistas de todos modos. La amarga ironía es que, aunque la historia sionista debía ser por completo inclusiva, los judíos sefardíes sintieron que estaban siendo inmerecida y sistemáticamente marginados de ella. Regresaremos a eso más tarde.
La narración sionista transmite una potente visión de la historia y la vida judías y tuvo una inmensa influencia sobre la imaginación y las acciones sionistas. La pregunta es: ¿es una historia cierta desde un punto de vista histórico?
La narración sionista presentaba algunos hechos importantes de manera correcta. Los judíos de la diáspora tuvieron durante mucho tiempo una percepción “nacional” y no sólo religiosa del pueblo judío; los judíos no son una invención moderna. También es cierto, sin lugar a dudas, que en la larga historia de los judíos éstos expresaron un anhelo de la Tierra Santa como su tierra prometida. Cuando los judíos rezaban para que lloviera, lo hacían para que lloviera en Israel, no en España.
Pero la historia sionista es engañosa: combina el anhelo de Sión –una nostalgia pasiva, un deseo melancólico– con el esfuerzo, que es un intento activo, una manifestación de voluntad nacional, una disposición a la lucha. El esfuerzo es acompañado, además, de un intento energético real y no sólo de rituales nostálgicos.
El sionismo político moderno es un verdadero esfuerzo, mientras que el viejo anhelo religioso era prácticamente una negación del esfuerzo. Los judíos se establecieron en todos los rincones del mundo, pero parece que evitaron hacerlo en la tierra de Israel casi deliberadamente. A mediados del siglo XIX había unos 45,000 judíos en Afganistán, pero considerablemente menos en la tierra de Israel (Palestina).
La historia sagrada de los judíos está saturada de la esperanza mesiánica de que serán redimidos por medio de un acto de intervención divina, un acto que provocará la reunión de los exiliados en Sión. Este tiempo mesiánico debe suceder en el tiempo histórico, y no en el reino por venir, pero lo cierto es que no sucederá por medio de un acto de mera iniciativa humana. Será un hecho revolucionario inspirado divinamente que cambiará al instante la inhóspita realidad y creará el armonioso reino de Dios en la tierra, con los judíos en su centro.
De vez en cuando se produjeron en la historia judía erupciones de energía mesiánica, lideradas por pseudomesías que prometían mostrar a los judíos ignorantes el camino a la Tierra Prometida.
Un judío iraquí del siglo XII, David Alroy, inició una revuelta contra el sultán Seljuk y prometió a sus seguidores, la mayoría de Bagdad y Mosul, recuperar Jerusalén; fue decapitado por la espada del sultán. En el siglo XVI apareció otro mesías, un enano carismático y egocéntrico llamado David Reubeni, que tuvo como seguidor a un joven marrano de alta cuna, Diego Pires, quien tomó el nombre hebreo de Shlomo Molco; ambos intentaron conseguir el apoyo del papa Clemente VII para crear un reino judío en Palestina, pero su historia acabó mal: el medio místico Molco en la hoguera y el medio aventurero Reubeni en manos de la Inquisición de Llerena.
Estos mesías de medio pelo fueron tratados malamente en la memoria de los judíos religiosos –como impostores que crearon esperanzas peligrosamente elevadas–, pero con bastante amabilidad en la historiografía sionista.
Fueron percibidos, por los sionistas, como líderes que expresaban las aspiraciones nacionales de los judíos y como heraldos del sueño sionista moderno de crear un Estado judío soberano en Sión. Los pseudomesías daban fe de que los judíos siempre tuvieron el plan redentor de crear un Estado judío y de que se esforzaron, siempre que pudieron, por cumplir ese sueño, aun cuando a veces parecieran patéticos.
La ideología histórica sionista no es muy distinta a las demás ideologías históricas. La ideología histórica del comunismo soviético, por ejemplo, acostumbraba presentar las antiguas revueltas campesinas de los siglos XVII y XVIII, lideradas por Razin, Bulavin o Pugachev, como antecedentes de la gran Revolución de Octubre, lo que demostraba la inflexible resolución de los oprimidos de emanciparse. Las historias de redención, ya sean religiosas o seculares, contemplan la historia como el desarrollo de un plan: el plan de Dios o el de la astucia de la Historia. El significado completo del plan sólo se revela cuando se consigue la redención, redención que puede ser Israel, Jesús en la cruz o la Rusia soviética. Y, sin embargo, destellos del plan en desarrollo siempre preceden al acto de redención: Adán prefigura a Cristo así como los movimientos mesiánicos anticipan el sionismo moderno revolucionario. Una vez que nace el Estado de Israel, el significado completo del plan redentor sionista quedó a la vista de todo el mundo.
Esto es un cuento, no historia. La historia no es un campo de batalla en el que se consuman planes redentores predestinados. Puede haber algo de cierto en esos cuentos, y en el caso de la historia judía hay bastante, pero no explican, ni mucho menos, el sionismo moderno y a Israel como su encarnación histórica.

Hay una narración alternativa, raramente contada por los judíos, según la cual Israel es una respuesta a la destrucción de los judíos europeos en la Segunda Guerra Mundial. El mundo, que se sentía culpable por el Holocausto, decidió ayudar a los judíos que sobrevivieron a crear un Estado propio en Palestina. De modo que Israel, según este relato, es una respuesta a la pregunta de qué hacer con los judíos que quedaban en Europa. Fue una mala respuesta, pues se llevó a cabo a expensas de los palestinos, a quienes les robaron su tierra pese a no ser responsables de lo sucedido a los judíos en Europa. Esta es una versión demasiado ideológica, muy popular entre los detractores de Israel. Tiene poco valor como historia crítica y, sin embargo, tiene algo de cierto: el apoyo de dos tercios de las Naciones Unidas, en 1947, a establecer un Estado para los judíos en Palestina, junto a un Estado para los árabes de Palestina, sin duda se vio influido por la destrucción de los judíos europeos a manos de los nazis, destrucción que seguía fresca en la memoria.
El sionismo, como movimiento político dedicado al establecimiento de un Estado soberano en la tierra de Israel, no es algo que haya iniciado justo después de la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos (la generación posterior a Jesús) ni un movimiento posterior al Holocausto.
Si tenemos que referirnos al acontecimiento que dio pie al sionismo moderno, debemos hallarlo en los pogromos contra los judíos en el sur de Rusia en 1881, que tuvieron lugar después del asesinato de Alejandro II, el zar de Rusia. El número de judíos asesinados en esos pogromos fue pequeño en comparación con lo que sucedería años más tarde. El pesimismo judío, de sanos y enfermos, debería haber preparado a los judíos para aceptar ese acontecimiento como uno más en una cadena de desastres, pero la ola de concesiones otorgadas a los judíos incluso en la Rusia zarista creó la ilusión de que esas cosas ya no podían seguir sucediendo. A uno puede sorprenderle, después del Holocausto, que a los judíos les conmocionaran los pogromos rusos. Pero así fue. Hubo, antes, otra conmoción en la vida de los judíos: su expulsión de España el año en que Colón descubrió América.
Los judíos estaban siendo sistemáticamente expulsados de la Europa occidental desde antes. Con todo, la expulsión de España fue muy sentida por ellos debido a que su éxito en ese país había creado la impresión de que eran invencibles. Este hecho sólo puede compararse a la conmoción que habría provocado una expulsión de los judíos de Estados Unidos de haber tenido lugar.
Ambos acontecimientos, la expulsión de España y los pogromos de 1881 y 1882, influyeron en la vida judía y tuvieron efectos duraderos.
Israel es uno de los postergados y duraderos efectos de los acontecimientos en la Rusia zarista, de los que los pogromos fueron un síntoma. Otro efecto duradero, aunque también inmediato, fue el establecimiento de la mayor y más próspera comunidad judía que jamás haya existido en la vida judía: la comunidad judía en Norteamérica.
Los judíos de la Baja Edad Media fueron expulsados de la mayor parte de la Europa Occidental y no se les permitió establecerse apropiadamente en Rusia. El único país en que fueron bienvenidos fue el gran Reino de Polonia y Lituania, que en el siglo XVI estaba en su mejor momento, el país más grande de Europa. Fue en esta parte de Europa donde se concentraron dos tercios de los judíos. Tras la decadencia de Polonia y su partición, la mayoría de los judíos quedó bajo el gobierno del zar ruso y fue confinada a la Zona de Asentamiento, la frontera occidental de la Rusia imperial.
En el siglo XIX tuvo lugar un cambio radical en la demografía judía: si a principios del siglo había cerca de dos millones y medio de judíos en el mundo –dos millones de ellos en Europa–, al final del siglo había once millones y medio, más de la mitad de ellos bajo el régimen del zar ruso. La mayor parte vivía en pequeños pueblos (llamados shtel en yídish). Con el avance del capitalismo los judíos perdieron su viejo papel semifeudal como intermediarios entre terratenientes y campesinos, y se vieron severamente constreñidos por los gobernantes para asumir nuevos papeles económicos. La vida en la zona de asentamiento era dura y estaba asolada por la pobreza. Los judíos eran un objetivo fácil para los actos hostiles de unos vecinos que, en una competencia cada vez mayor, trataban de expulsar a los judíos de su papel de intermediarios. La explosión demográfica tuvo dos grandes efectos en la vida judía: el desplazamiento de pequeños pueblos a ciudades y la migración de Europa del Este a Occidente, especialmente América.
Los judíos (un diez por ciento de la población en Polonia) se convirtieron en gente urbana. Por ejemplo, treinta por ciento de la población de Varsovia antes de la Segunda Guerra Mundial era judía; en Lublin alcanzaba 35 por ciento, y en Pinsk, 63 por ciento.
Es en el seno de este inmenso movimiento de judíos, en el Este de Europa y fuera de él, con el deseo de establecerse en la Tierra de Israel (Palestina), donde debería contemplarse al sionismo.
Dos de los cinco millones de judíos de Rusia abandonaron este país y se establecieron en Occidente. Un millón y medio emigró a Estados Unidos.
Sólo un número minúsculo de judíos –unos cuarenta mil– emigró a Palestina, pero esta pequeña vanguardia impulsó una revolución trascendental en la vida de los judíos. Los que emigraron a Palestina eran jóvenes, adolescentes y veinteañeros: una cruzada de niños. Estos chicos llevaron consigo una revolución cultural de la que es emblema el renacimiento del hebreo, así como una revolución política, de la que sería emblema, más tarde, la creación del Estado de Israel.
Muchos judíos de Europa Oriental que notaron que su vida allí no tenía esperanza se preguntaron adónde ir y se respondieron: a América. No muchos respondieron: a Palestina (eretz Israel). Con todo, había una gran diferencia entre la pregunta de los judíos que respondieron “América” y la de los sionistas que respondieron “Palestina”. Los que fueron a América entendían que la pregunta era: ¿Adónde debo ir? Para los sionistas que acabaron en Palestina la pregunta era: ¿Adónde debo ir yo y el resto del pueblo judío? O más bien: ¿Adónde debería ir para prepararle el camino al pueblo judío?
Había otra pregunta para la que la respuesta era eretz Israel. La gente religiosa se preguntaba: ¿Dónde debo morir? O más bien: ¿Dónde debo ser enterrado? Para algunos la respuesta era: la Tierra Santa (donde la resurrección de los muertos en el fin de los días ocurrirá primero). Los sionistas se preguntaban dónde debían vivir y dónde debían morir. (“Vinimos a nuestra tierra a construir y ser construidos”, decía un famoso verso de una canción sionista.)
La pregunta y la respuesta sionistas no fueron sólo una reacción a acontecimientos externos como los pogromos. Fueron también una reacción a una oleada sin precedentes de autocrítica en el seno de la vida judía. La emancipación judía en la Europa Occidental fue un producto de la Revolución Francesa; con la emancipación emergió un movimiento de ilustración judía, y con éste, la autocrítica. Esta adoptó, en no pocas ocasiones, el punto de vista de los gentiles, incluido el punto de vista antisemita. Los judíos interiorizaron sus críticas y se trataron a sí mismos como una nación enferma que lloraba desesperadamente a la espera de una curación.
¿Cuál era la enfermedad de los judíos, cuya curación era para los sionistas Israel? Había muchos médicos entre los sionistas y disponían de diagnósticos muy diferentes. Los sionistas laboristas, es decir, los socialistas del movimiento sionista consideraban que la enfermedad era la falta de trabajo productivo y la lejanía de la tierra, que provocaba que los judíos carecieran de raíces y estuvieran lejos de la naturaleza. La derecha revisionista consideraba que la falta de un poder militar durante generaciones había hecho que los judíos carecieran de orgullo. De este modo los laboristas creían que la curación era trabajar la tierra y los revisionistas pensaban que un ejército judío era la panacea. Había algo estúpido y cruel en considerar a los judíos un pueblo enfermo. Además, la ironía es que la transformación profesional que los judíos urbanos experimentaron durante la modernidad los convirtió tal vez en la gente más adaptable para funcionar en la sociedad moderna, mientras que las fantasías a lo Tolstói de curarse mediante el cultivo de la tierra fueron, finalmente, más una causa de fricción con los campesinos árabes en Palestina que una curación para los judíos. En todo caso, Israel iba a ser una curación para una enfermedad crónica y no la mera consecución de un programa político.
La pregunta sionista a la que Israel fue una respuesta no era meramente: ¿En qué territorio deben establecerse los judíos? Ni siquiera se trataba de la pregunta de si los judíos debían establecer un Estado soberano; se sugirieron muchos territorios a los judíos. La pregunta era: ¿en qué tierra podían los judíos formar una nueva sociedad judía, diferente en aspectos fundamentales a las que tenían en el exilio? ¿Y en qué tierra podían los judíos crear una cultura hebrea moderna, expresada e informada por el idioma hebreo, el idioma de la Biblia?
La idea era crear una cultura judía moderna en el viejo idioma, que era significativo para los judíos pero que difería de sus lenguas del exilio. El idioma que competía con el hebreo era el yídish, el cual hablaba una inmensa mayoría de los judíos. La idea, tomada de la Ilustración judía, era que el hebreo, el “latín” de los judíos, reviviría como parte de una cultura moderna: el hebreo sería un puente entre el glorioso pasado bíblico, cuando los judíos moraban en su tierra, y el esfuerzo moderno de crear una cultura judía moderna. Los sionistas, con todo, tenían razón al creer que la cultura hebrea, centrada alrededor del idioma hebreo, sólo podía tener lugar en el seno de una comunidad judía que viviera en la tierra que invocan los recuerdos bíblicos, lo que señalaría un contraste con la cultura judía en la diáspora. De hecho, el renacimiento del hebreo en Israel y la creación de una vibrante cultura hebrea son un asombroso éxito del movimiento sionista, éxito mucho más impresionante, me parece, que la creación del Estado mismo.
La pregunta sionista a la que Israel fue la respuesta no era la conocida pregunta judía: ¿Adónde ir en tiempos de problemas? La pregunta era: ¿adónde ir para poder ser libres y crear y mantener una cultura nacional en hebreo alrededor de la cual se pueda construir una nueva sociedad judía y una vida judía modernas? Esa era una pregunta nueva y revolucionaria; y la respuesta llamaba a la acción revolucionaria en la vida de los judíos en lugar de esperar al mesías.
¿Por qué la cultura se convirtió en una preocupación tan importante para los sionistas?
El tópico metafórico de que las “murallas” del gueto judío estaban cayendo tenía mucho de realidad. La cultura judía era una cultura centrada en el texto. En el centro estaban los grandes textos del judaísmo rabínico: el Talmud. La Ilustración, el modernismo cultural y el capitalismo tiraron por tierra los viejos muros metafóricos. Algunos judíos optaron por la asimilación en la más amplia cultura dominante de sus vecinos europeos, mientras otros optaron por lo contrario: rechazo total al modernismo y creación de murallas más altas alrededor de la vieja cultura religiosa. Esa fue la postura de la ultraortodoxia. Muchos otros vagaron sin un objetivo. Y unos más trataron de crear una cultura judía, una cultura proletaria en el idioma de los judíos, es decir, el yídish, e intentaron vincular esta cultura con un movimiento liberador más amplio, es decir, el socialismo. Eso fue lo hecho por el importante movimiento judío Bund.
El sionismo que fue acaparado por la rama socialista no creía que hubiera esperanza en Europa para la vida judía, y sin duda tampoco para vencer el intenso antisemitismo de la época. La vida judía, pensaban, necesitaba un nuevo inicio en un lugar viejo-nuevo. (De hecho, Theodor Herzl, el visionario sionista, llamó a su utopía Altneuland, la tierra viejo-nueva.) Para un nuevo inicio era necesario romper con la vida del exilio y crear una contracultura que mantuviera una relación con la historia judía.
El hebreo, el idioma viejo-nuevo, fue elegido con ese fin: estaba vinculado con la historia sagrada de los judíos pero, al no ser utilizado activamente, podía ser resucitado con un contenido moderno.
Los sionistas, que reconocían la libertad de que gozaban los judíos en América, no creían que allí pudiera florecer la vida judía. Consideraban que en América los judíos sólo podían recordarse como una nostálgica comunidad de la memoria, y que incluso eso sólo sería posible mientras siguieran con vida quienes tenían algún recuerdo de la vieja vida judía. La cultura judía se evaporaría al desvanecerse la memoria; de ahí la necesidad de crear una nueva sociedad, viable y con una cultura que mirara al futuro, no una simple comunidad de la memoria.
La tierra de Israel fue el lugar escogido e Israel fue la respuesta a esta aspiración.
El asentamiento sionista en Palestina llevaba consigo la idea de lo viejo-nuevo. Este es un hecho importante tanto en la geografía sionista como en su historia. La Biblia nos dice que los israelitas bíblicos llegaron a la Tierra Prometida desde el este, cruzaron el río Jordán y se asentaron en el risco montañoso y en los valles de Judea y Samaria. Al oeste de la Tierra Santa, en la costa mediterránea, moraban otras naciones, especialmente los filisteos, enemigos mortales de los israelitas. Los judíos, en su larga historia, apenas poblaron esa parte del país, pero esa es la parte del país en que ahora vive un ochenta por ciento de la población de Israel. Hay ahí una paradoja. El asentamiento sionista no ocurrió en la tierra bíblica: ocurrió en la tierra de los filisteos. La idea era instalarse cerca de los viejos símbolos, pero a una distancia segura de los lugares simbólicos. La esperanza era establecerse en lugares que permitieran crear una nueva sociedad. Tel Aviv, un lugar sin historia bíblica, y no Jerusalén, es el símbolo del asentamiento sionista. Estos se establecieron cerca de los símbolos, pero no en los símbolos, cosa que cambió completamente después de la guerra de 1967 y, especialmente, de la de 1973. Los israelíes, llevados por un nacionalismo mesiánico disfrazado de sionismo, empezaron a instalarse en los símbolos, y así crearon una dinámica de ocupación y subyugación de los árabes palestinos. En lugar de dos Estados para dos pueblos en la tierra de Israel / Palestina, se creó una entidad política dominada por los judíos. Si esto sigue así, será el fin del sionismo y el fin de Israel como respuesta a las aspiraciones de los judíos.
A Zhou Enlai le preguntaron una vez: “¿Fue un éxito la Revolución Francesa?” “Es demasiado pronto para saberlo” fue su famosa respuesta. Esa es visión a largo plazo. ¿Fue un éxito la revolución sionista? ¿Fue Israel, su creación, una buena respuesta a la grave situación de los judíos? Su fundador Herzl tuvo el improbable sueño de establecer un Estado de los judíos en un territorio en el que prácticamente no había judíos, en un territorio gobernado por los grandes poderes de la época, Turquía y más tarde Gran Bretaña. Cincuenta años después (el primer congreso sionista tuvo lugar en 1897 en Basilea) el movimiento sionista consiguió establecer un Estado con sólo 650,000 judíos. Cincuenta años después hay seis millones de judíos en Israel que tienen el hebreo como lengua principal.
Pero hoy Israel está atrapado. Si Israel no es capaz, como Houdini, de sacarse a sí mismo de los territorios ocupados, el sionismo puede acabar siendo no un proyecto noble sino una calamidad moral.
He mencionado que la respuesta sionista a la grave situación de los judíos fue, ante todo, una reacción a acontecimientos sucedidos en la Europa oriental. Pero ¿qué hay de los demás judíos, los judíos de Europa occidental y los que viven en países islámicos? He hablado del yídish como de la lengua de los judíos que sería sustituida por el hebreo. Pero ¿qué hay del ladino y de las 36 otras lenguas habladas sobre todo por los judíos sefardíes? ¿Es mi relato una historia del Mayflower asquenazí que margina a los demás?
Creo que no. En primer lugar, veamos Europa occidental. Muchos de los sionistas de Europa occidental eran inmigrantes judíos de Europa oriental que llevaban consigo el equipaje de su generación. Con todo, había sionistas en Occidente, partidarios de los viejos tiempos. En muchas ocasiones eran sionistas filantrópicos: no creían que el sionismo les concerniera personalmente, pero les parecía una buena idea mandar a los judíos de Europa oriental a Palestina. Esto, por supuesto, es una simplificación de una actitud compleja, pero hay suficiente verdad en ello para exponerlo de esta manera. Por lo que respecta a los judíos orientales, a los judíos de comunidades islámicas, ya he mencionado que la proporción de esos judíos antes de la Segunda Guerra Mundial, con relación a los judíos de todo el mundo, era de un siete por ciento. Es un hecho sorprendente, pues muchos israelíes creen que esa proporción era poco más o menos como la del Israel actual, más o menos mitad y mitad de judíos occidentales y orientales. Lo cierto es que, cuando el sionismo emergió como movimiento político, los judíos orientales eran demasiado pocos y estaban demasiado lejos para entrar en el horizonte de los judíos de Europa oriental.
Con la inmigración sionista a Palestina se produjo una inmigración de los países árabes, principalmente de Yemen, motivada por el anhelo mesiánico de la Tierra Santa. En los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, en Palestina había un quince por ciento de judíos orientales.
La destrucción de los judíos europeos por los nazis, y el confinamiento durante muchos años de los judíos en la Rusia comunista, robó al sionismo sus partidarios naturales en Europa oriental. Después de 1948, la inmigración procedente de países islámicos se convirtió en la dominante en Israel. De modo que los judíos orientales se volvieron muy importantes en el proyecto sionista de construir Israel. Pero esto es un desarrollo relativamente tardío: los judíos de países islámicos no estaban en el origen del sionismo político, aunque eran intensos poseedores del anhelo tradicional de Sión.
Hay una tercera comunidad en Israel, la comunidad religiosa ultraortodoxa, que fue históricamente hostil al proyecto sionista; contra ella se rebeló el sionismo secular, moderno y ortodoxo. Esta comunidad era percibida como moribunda; la paradoja es que está floreciendo en el moderno Israel sionista más que ninguna otra comunidad en número e instituciones. La historia de cómo sucedió esto es larga; la corta es que ha sucedido. De modo que Israel está hoy sujeto a tres clases de tensiones internas entre sus ciudadanos, excluyendo a los palestinos en los territorios: judíos y árabes, religiosos y no religiosos, judíos asquenazíes y sefarditas. Cada una de esas tensiones podría hacer saltar por los aires a cualquier sociedad; lo que hace que Israel siga en marcha e incluso prospere es que no hay una tensión sino tres. Cuando una tensión se vuelve demasiado intensa es normalmente sustituida por otra.
“Si vosotros queréis, no es un sueño”, dijo Herzl a su pueblo. Lo que olvidó decir fue que un sueño puede convertirse fácilmente en pesadilla. El proyecto de Israel es seguir siendo un sueño y no una pesadilla.
Traducción de Ramón González Férriz